viernes, 25 de diciembre de 2015

DIOS COMPARTE SU ESPIRITU.




SU VIDA EN NUESTRA HUMANIDAD.

Vamos a celebrar a Jesús…

Hoy agradecemos a Dios por el regalo que nos dio en su hijo:
Jesucristo, la esperanza del mundo.


1Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. 2Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria. 3E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad. 4Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David; 5para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. 6Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. 7Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón. 8Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. 9Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. 10Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: 11que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. 12Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. 13Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: 14¡Gloria a Dios en las alturas,Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres! 15Sucedió que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha manifestado. 16Vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre.17Y al verlo, dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del niño. 18Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían. 19Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. 20Y volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho.


jueves, 10 de diciembre de 2015

En Su Victoria.

Jesús, En Su Victoria Es Nuestro Bien.

No nos cansemos, pues, de hacer bien. - Gálatas 6:9
Hace más de dos mil años nació un hombre que, al destruir la oscuridad causada por el pecado, el diablo y la muerte, cambió la humanidad para siempre.
No tuvo grandes títulos, ni riquezas, ni posición social. Pero apenas recién nacido atemorizó a un rey, y en su juventud asombró con sus conocimientos a los doctores de la ley.
Nunca escribió un libro. Sin embargo, ningún libro se ha distribuido tanto como aquel que habla sobre su vida y lo que él hizo mientras vivió en este mundo.
Nunca fundó una escuela. Sin embargo, ningún maestro ha tenido tantos alumnos como él.
Nunca reclutó un ejército ni entrenó soldados. Sin embargo, ningún general ha contado con tantas personas dispuestas a dar sus vidas por su causa, como lo han hecho para él.
Vino al mundo por amor, vivió, predicó y enseñó ese amor, y dio su vida por ese amor.
Sus amigos más allegados lo abandonaron. Uno lo negó, y otro lo traicionó.
El Rey Herodes no lo pudo matar. Satanás no lo pudo seducir. La tumba no lo pudo retener.
Él es la suprema autoridad de todas las potencias, y el Salvador de todos los perdidos.
Él afirmó: “Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá”.
Al tercer día de ser crucificado resucitó, y ahora está sentado a la diestra del Padre y es adorado por todos los ángeles y temido por los demonios.
Él es Jesús, el Cristo, mi Dios y mi Señor. En él confío, y por él haré el bien, sin medir a quién.
ORACIÓN: Amado Jesús, enséñame a confiar en ti con mi corazón, mi mente, mi vida y todo mi ser, y a confesarte en todo tiempo y circunstancia. Amén.

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Nacidos Gracias al Poder del Espiritu.





GALATAS 4-21Ustedes, los que quieren obedecer la ley, díganme una cosa: ¿no han leído lo que la Biblia nos dice de Abraham? 22Dice que él tuvo dos hijos, uno de ellos con su esclava, y el otro con su esposa, que era libre. 23El hijo de la esclava nació como nacemos todos nosotros, pero el hijo de su esposa nació gracias a que Dios se lo prometió a Abraham. 24-25Estos dos casos pueden servirnos de ejemplo. Las dos mujeres representan dos pactos. Agar representa el pacto del monte Sinaí, que está en Arabia, pues todos sus descendientes nacen siendo esclavos. Ese monte representa a la ciudad de Jerusalén y a todos los que viven como esclavos de la ley. 26Pero Sara representa al nuevo pacto, por el cual pertenecemos a la Jerusalén del cielo, la ciudad de todos los que somos libres.27Refiriéndose a Sara, la Biblia dice:
«¡Alégrate, mujer,
tú que no puedes tener hijos!
»¡Grita de alegría, mujer,
tú que no los has tenido!
»Y tú, mujer abandonada,
¡ahora tendrás más hijos
que la mujer casada!»
28Hermanos míos, ustedes son como Isaac, el hijo que Dios le prometió a Abraham. Y digo que son como él, porque son los hijos que Dios le había prometido. 29En aquel tiempo, el hijo que Abraham tuvo con Agar perseguía a Isaac, que nació gracias al poder del Espíritu. Y ahora pasa lo mismo: los que desean seguir bajo el control de la ley nos persiguen a nosotros, que somos los hijos de la promesa. 30Pero la Biblia nos cuenta que Dios le dijo a Abraham: «Echa de aquí a esa esclava y a su hijo; él no tiene derecho a compartir la herencia con tu hijo Isaac, que nació de una mujer libre.»
31Hermanos, nosotros no somos esclavos de la ley, sino que somos libres. No somos como el hijo de la esclava, sino como el de la mujer libre.