domingo, 11 de junio de 2023

La Adoración

Es Cultivar

El Gobierno de Dios 

En Espíritu y Verdad


Está llegando el momento, mejor dicho, ha llegado ya, en que los verdaderos adoradores rendirán culto al Padre en espíritu y en verdad, porque estos son los adoradores que el Padre quiere. Dios es espíritu, y quienes le rinden culto deben hacerlo en espíritu y en verdad.

JUAN 4:23-24

Esta época del espacio tiempo debiera recordarnos la extraordinaria historia de cómo Dios liberó a los israelitas de la esclavitud en Egipto. El deseo de Dios era que ellos sirvieran como modelo para otras naciones y mostrar así las bendiciones que produciría el obedecerlo. Con tal propósito, les dio instrucciones específicas sobre cómo adorarlo.

Y ahora, Israel, escucha los preceptos y las normas que os enseño a cumplir, para que viváis y entréis a tomar posesión de la tierra que os da el Señor, Dios de vuestros antepasados. No añadáis ni quitéis palabra alguna a lo que yo os mando, sino cumplid estos mandamientos del Señor, vuestro Dios, que yo os prescribo. Con vuestros propios ojos habéis visto lo que el Señor hizo con Baal Peor: a todo aquel que siguió a Baal Peor, el Señor tu Dios, lo exterminó de en medio de ti; en cambio vosotros, los que os mantuvisteis fieles al Señor, vuestro Dios, seguís hoy todavía con vida.

DEUTERONOMIO 4:1-4

Pero cuando Moisés subió al monte Sinaí para recibir más instrucciones, los israelitas, en lugar de obedecer fielmente a Dios, ¡discurrieron “una mejor idea!: fabricaron un becerro de oro con la intención de celebrar “una fiesta al Eterno”. 

Cuando Aarón vio esto, construyó un altar delante del becerro y proclamó: —Mañana será un día de fiesta en honor del Señor.

ÉXODO 32:5

Presentaron ofrendas, festejaron y “se entregaron a diversiones paganas”. 

Temprano a la mañana siguiente, el pueblo se levantó para sacrificar ofrendas quemadas y ofrendas de paz. Después, todos celebraron con abundante comida y bebida, y se entregaron a diversiones paganas.

Éxodo 32:6

Desobedecieron a Dios y mezclaron la adoración pagana que habían aprendido en Egipto con las instrucciones que él les había dado.

¿Cómo reaccionó Dios ante esto? Le dijo a Moisés: “¡Baja ya de la montaña! Tu pueblo, el que sacaste de la tierra de Egipto, se ha corrompido. 

¡Qué pronto se apartaron de la forma en que les ordené que vivieran!” 

El Señor le dijo a Moisés: —¡Baja ya de la montaña! Tu pueblo, el que sacaste de la tierra de Egipto, se ha corrompido. ¡Qué pronto se apartaron de la forma en que les ordené que vivieran! Fundieron oro y se hicieron un becerro, y se inclinaron ante él y le ofrecieron sacrificios. Andan diciendo: “Oh Israel, estos son tus dioses que te sacaron de la tierra de Egipto”.

Éxodo 32:7-8

Obviamente, Dios espera un comportamiento muy superior de parte de quienes dicen seguirlo. Él desea que su pueblo lo adore “en espíritu y en verdad”, no plegándose a prácticas paganas idólatras y redefiniéndolas como si en alguna forma pudieran honrar al Dios verdadero.

Está llegando el momento, mejor dicho, ha llegado ya, en que los verdaderos adoradores rendirán culto al Padre en espíritu y en verdad, porque estos son los adoradores que el Padre quiere. Dios es espíritu, y quienes le rinden culto deben hacerlo en espíritu y en verdad.

JUAN 4:23-24

¿Qué tan disgustado estaba Dios con lo que hizo el pueblo? Le dijo a Moisés: “.

Después el Señor dijo: —He visto lo terco y rebelde que es este pueblo. Ahora quítate de en medio, para que mi ira feroz pueda encenderse contra ellos y destruirlos. Después, Moisés, haré de ti una gran nación.

Éxodo 32:9-10

 Acabó perdonándolos, pero únicamente porque Moisés le rogó por ellos.

Pero Moisés trató de apaciguar al Señor su Dios. —¡Oh Señor ! —le dijo—, ¿por qué estás tan enojado con tu propio pueblo, el que sacaste de la tierra de Egipto con tan gran poder y mano fuerte? ¿Por qué dejar que los egipcios digan: “Su Dios los rescató con la mala intención de matarlos en los montes y borrarlos de la faz de la tierra”? Abandona tu ira feroz; ¡cambia de parecer en cuanto a ese terrible desastre con el que amenazas a tu pueblo! Acuérdate de tus siervos Abraham, Isaac y Jacob. Tú mismo te comprometiste con ellos bajo juramento diciendo: “Haré que sus descendientes sean tan numerosos como las estrellas del cielo, y entregaré a sus descendientes toda esta tierra que prometí darles, y ellos la poseerán para siempre”. Entonces el Señor cambió de parecer en cuanto al terrible desastre con que había amenazado destruir a su pueblo.

Éxodo 32:11-14

Entonces, ¿qué resultado produjo la decisión de los israelitas de mezclar prácticas paganas con las instrucciones de Dios? Como castigo por este “gran pecado” 

Al día siguiente, Moisés les dijo a los israelitas: «Ustedes cometieron un terrible pecado, pero yo subiré de nuevo al monte a encontrarme con el Señor . Quizá pueda lograr que él les perdone este pecado». Entonces Moisés volvió a donde estaba el Señor y dijo: —Qué terrible pecado cometió este pueblo; se hicieron dioses de oro.

Éxodo 32:30-31

El tiempo de la ley en violación al orden de Dios arrastraba la muerte de3000 israelitas perecieron .

 ¡Su experiencia fue catastrófica!

Para un Pueblo sin formación donde su acción se movía dentro de su propia idolatría.

Moisés les dijo: «Esto dice el Señor , Dios de Israel: “Cada uno de ustedes tome su espada, recorra el campamento de un extremo al otro; maten a todos, incluso a sus hermanos, amigos y vecinos”». Entonces los levitas obedecieron la orden de Moisés, y ese día murieron unas tres mil personas.

Éxodo 32:27-28

¿Realmente le importamos a Dios?

Seguro que si por eso Dios entrego la vida de su hijo en Cristo para redención de la humanidad.

A pesar de esta trágica historia, millones de personas hoy creen que la prohibición de mezclar prácticas paganas con la adoración al Dios verdadero fue abolida por Jesucristo y la Iglesia primitiva. ¡Pero esta es una mentira peligrosa y letal! Note lo que el apóstol Pablo escribió al pueblo de Dios en Corinto, una ciudad sumida en el paganismo y prácticas idólatras, con respecto a si tales cosas tienen cabida entre el pueblo de Dios

El apóstol Pablo explicó que el proceder de los israelitas es un ejemplo continuo para nosotros y que “se pusieron por escrito para que nos sirvieran de advertencia a los que vivimos en el fin de los tiempos”.

Amados hermanos, no quiero que se olviden de lo que les sucedió a nuestros antepasados hace mucho tiempo en el desierto. Todos fueron guiados por una nube que iba delante de ellos y todos caminaron a través del mar sobre tierra seca. Todos ellos fueron bautizados en la nube y en el mar como seguidores de Moisés. Todos comieron el mismo alimento espiritual y todos bebieron la misma agua espiritual. Pues bebieron de la roca espiritual que viajaba con ellos, y esa roca era Cristo. Sin embargo, Dios no se agradó con la mayoría de ellos, y sus cuerpos fueron dispersados por el desierto. Esas cosas sucedieron como una advertencia para nosotros, a fin de que no codiciemos lo malo como hicieron ellos, ni rindamos culto a ídolos como hicieron algunos de ellos. Como dicen las Escrituras: «El pueblo celebró con abundante comida y bebida, y se entregó a diversiones paganas» . Y no debemos cometer inmoralidad sexual como hicieron algunos de ellos, lo cual causó la muerte de veintitrés mil personas en un solo día. Tampoco deberíamos poner a prueba a Cristo como hicieron algunos de ellos, y luego murieron mordidos por serpientes. Y no murmuren como lo hicieron algunos de ellos, y luego el ángel de la muerte los destruyó. Esas cosas les sucedieron a ellos como ejemplo para nosotros. Se pusieron por escrito para que nos sirvieran de advertencia a los que vivimos en el fin de los tiempos.

1 Corintios 10:1-11

 De hecho, su ejemplo tiene lecciones importantes para los cristianos en la actualidad. Esa generación insensata que adoró al becerro de oro nunca aprendió a obedecer fielmente a Dios. Deambularían por el desierto durante cuarenta años hasta que murieran, y así Dios podría trabajar con la siguiente generación.

Sus hijos serán como pastores que vagarán por el desierto durante cuarenta años y de esa manera, ellos pagarán por la infidelidad de ustedes, hasta que el último de ustedes caiga muerto en el desierto. »Puesto que sus hombres exploraron la tierra durante cuarenta días, ustedes andarán vagando en el desierto por cuarenta años —un año por cada día— y así sufrirán las consecuencias de sus pecados. Entonces sabrán lo que es tenerme como enemigo. ¡Yo, el Señor , he hablado! Sin falta, haré todas estas cosas a cada miembro de la comunidad que conspiró contra mí. ¡Serán destruidos en este desierto, y aquí morirán!».

Números 14:33-35

Parte de las claras instrucciones que Dios les dio a ellos y a sus descendientes fue una rotunda advertencia contra la incorporación de prácticas y tradiciones paganas en su adoración:

Cuando Jehová tu Dios haya destruido delante de ti las naciones adonde tú vas para poseerlas, y las heredes, y habites en su tierra, guárdate que no tropieces yendo en pos de ellas, después que sean destruidas delante de ti; no preguntes acerca de sus dioses, diciendo: De la manera que servían aquellas naciones a sus dioses, yo también les serviré. No harás así a Jehová tu Dios; porque toda cosa abominable que Jehová aborrece, hicieron ellos a sus dioses; pues aun a sus hijos y a sus hijas quemaban en el fuego a sus dioses. Cuidarás de hacer todo lo que yo te mando; no añadirás a ello, ni de ello quitarás.

Deuteronomio 12:29-32

Lamentablemente, ni siquiera así prestaron atención a las instrucciones de Dios y vez tras vez cayeron en prácticas paganas. Después de advertirles insistentemente a través de sus profetas, la paciencia de Dios se agotó. Finalmente, la nación se dividió y fue invadida, y el pueblo fue llevado cautivo por naciones extranjeras, primero por el Imperio asirio y luego por el Imperio babilónico.

Porque los hijos de Israel pecaron contra Jehová su Dios, que los sacó de tierra de Egipto, de bajo la mano de Faraón rey de Egipto, y temieron a dioses ajenos, y anduvieron en los estatutos de las naciones que Jehová había lanzado de delante de los hijos de Israel, y en los estatutos que hicieron los reyes de Israel. Y los hijos de Israel hicieron secretamente cosas no rectas contra Jehová su Dios, edificándose lugares altos en todas sus ciudades, desde las torres de las atalayas hasta las ciudades fortificadas, y levantaron estatuas e imágenes de Asera en todo collado alto, y debajo de todo árbol frondoso, y quemaron allí incienso en todos los lugares altos, a la manera de las naciones que Jehová había traspuesto de delante de ellos, e hicieron cosas muy malas para provocar a ira a Jehová. Y servían a los ídolos, de los cuales Jehová les había dicho: Vosotros no habéis de hacer esto. Jehová amonestó entonces a Israel y a Judá por medio de todos los profetas y de todos los videntes, diciendo: Volveos de vuestros malos caminos, y guardad mis mandamientos y mis ordenanzas, conforme a todas las leyes que yo prescribí a vuestros padres, y que os he enviado por medio de mis siervos los profetas. Mas ellos no obedecieron, antes endurecieron su cerviz, como la cerviz de sus padres, los cuales no creyeron en Jehová su Dios. Y desecharon sus estatutos, y el pacto que él había hecho con sus padres, y los testimonios que él había prescrito a ellos; y siguieron la vanidad, y se hicieron vanos, y fueron en pos de las naciones que estaban alrededor de ellos, de las cuales Jehová les había mandado que no hiciesen a la manera de ellas. Dejaron todos los mandamientos de Jehová su Dios, y se hicieron imágenes fundidas de dos becerros, y también imágenes de Asera, y adoraron a todo el ejército de los cielos, y sirvieron a Baal; e hicieron pasar a sus hijos y a sus hijas por fuego; y se dieron a adivinaciones y agüeros, y se entregaron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová, provocándole a ira. Jehová, por tanto, se airó en gran manera contra Israel, y los quitó de delante de su rostro; y no quedó sino solo la tribu de Judá. Mas ni aun Judá guardó los mandamientos de Jehová su Dios, sino que anduvieron en los estatutos de Israel, los cuales habían ellos hecho. Y desechó Jehová a toda la descendencia de Israel, y los afligió, y los entregó en manos de saqueadores, hasta echarlos de su presencia.

2 Reyes 17:7-20