martes, 28 de marzo de 2023

Valiente Sabiduria

 Que Llena Toda La Creación

Marcando Nuestras Vidas

 Con Las Fuerzas de Su Amor

¡La sabiduría está llamando! ¡Gritando está la experiencia.

 Se para a la orilla del camino o a la mitad de la calle, para que todos puedan verla. Se para junto a los portones, a la entrada de la ciudad, y grita a voz en cuello: «Gente de todo el mundo, ¡a ustedes estoy llamando! Jovencitos ignorantes, muchachitos inexpertos, ¡piensen bien lo que hacen! Préstenme atención, pues voy a decirles algo importante; no me gusta la mentira ni tampoco la hipocresía, siempre digo la verdad. La gente que sabe entender reconoce que mis palabras son justas y verdaderas. No busquen las riquezas, mejor busquen mis enseñanzas y adquieran mis conocimientos, pues son más valiosos que el oro y la plata. ¡Los más ricos tesoros no se comparan conmigo!

Proverbios 8:1-11

La voluntad de Dios se da a conocer por las obras de la creación, y por las conciencias de los hombres, pero más claramente por Moisés y los profetas. La dificultad principal es lograr que los hombres atiendan la instrucción. Sin embargo, atender las palabras de Cristo guiará al más ignorante al conocimiento salvífico de la verdad. Donde hay un corazón entendido y voluntad para recibir la verdad en amor, se valora la sabiduría más que la plata y el oro.

Aquí la sabiduría es Cristo en quien están todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento; es Cristo en la palabra y Cristo en el corazón; no sólo se trata que Cristo sea revelado a nosotros sino que Cristo sea revelado en nosotros. Toda prudencia y destreza son del Señor. A través de la redención por la preciosa sangre de Cristo abundan las riquezas de su gracia en toda sabiduría y prudencia. El hombre encontró muchas invenciones para su ruina; Dios encontró uno para nuestra recuperación. Él aborrece el orgullo y la arrogancia, los malos caminos y la conversación pervertida; estos hacen que los hombres no quieran oír sus instrucciones santas, vivificadoras y humildes. La religión verdadera da a los hombres el mejor consejo en todos los casos difíciles, y les ayuda a simplificar su camino. Su sabiduría hace verdaderamente felices a todos los que la reciben en el amor de Cristo Jesús. Buscadlo a Él temprano, buscadlo fervorosamente, buscadlo antes de cualquier otra cosa. Cristo nunca dijo busca en vano. Los que aman a Cristo son los que han visto su cualidad de ser amado y han tenido su amor derramado en sus corazones; por tanto, son bienaventurados. Serán bienaventurados en este mundo o, en aquel que supera toda comparación. La riqueza obtenida por vanidad pronto disminuirá, pero la que es bien obtenida durará mucho; y la que se gasta bien en obras de piedad y caridad, será perdurable. Si no tienen riquezas ni honor en este mundo, tendrán lo que es infinitamente mejor. Serán dichosos en la gracia de Dios. Cristo, por su Espíritu, guía a los creyentes a toda la verdad y, así, los guía en el camino de la justicia, y ellos andan conforme al Espíritu. También serán dichosos en la gloria de Dios, en el más allá. En las promesas de la Sabiduría, los creyentes tienen bienes atesorados, no para días y años, sino para la eternidad; por tanto, su fruto es mejor que el oro.

»Yo soy la sabiduría, y mi compañera es la experiencia; siempre pienso antes de actuar. Los que obedecen a Dios aborrecen la maldad. Yo aborrezco a la gente que es orgullosa y presumida, que nunca dice la verdad ni vive como es debido. Yo tengo en mi poder el consejo y el buen juicio, el valor y el entendimiento. Yo hago que actúen con justicia reyes, príncipes y gobernantes. Yo amo a los que me aman, y me dejo encontrar por todos los que me buscan. Mis compañeras son la riqueza, el honor, la abundancia y la justicia. Lo que tengo para ofrecer vale más que el oro y la plata. Siempre actúo con justicia, y lleno de riquezas a todos los que me aman.

Proverbios 8:12-21

El Hijo de Dios declara que Él mismo participó en la creación del mundo. ¡Cuán capaz, cuán apto es el Hijo de Dios para ser el Salvador del mundo, si fue el Creador de éste! El Hijo de Dios fue ordenado para esa gran obra antes de la fundación del mundo.

 ¿Se deleita en salvar a los pecadores miserables, 

y nosotros no nos deleitaremos en su salvación?

»Dios fue quien me creó. Me formó desde el principio, desde antes de crear el mundo. Aún no había creado nada cuando me hizo nacer a mí. Nací cuando aún no había mares ni manantiales. Nací mucho antes de que Dios hiciera los cerros y las montañas, la tierra y sus paisajes. Yo vi cuando Dios puso el cielo azul sobre los mares; cuando puso las nubes en el cielo y cerró las fuentes del gran mar, cuando les ordenó a las aguas no salirse de sus límites. »Cuando Dios afirmó la tierra, yo estaba allí, a su lado, como su consejera. Mi dicha de todos los días era siempre gozar de su presencia. El mundo creado por Dios me llenaba de alegría;

¡la humanidad creada por Dios me llenaba de felicidad!

Proverbios 8:22-31

Ciertamente debemos escuchar la voz de Cristo con la prontitud de los niños. Seamos todos sabios y no rechacemos esa misericordia. Benditos son los que oyen la voz del Salvador y esperan en Él con lectura, meditación y oración diaria. Los hijos del mundo encuentran tiempo para diversiones vanas, sin descuidar lo que ellos consideran cosa necesaria. ¿No se demuestra desprecio de las instrucciones de la Sabiduría cuando la gente que profesa santidad, busca excusas para descuidar los medios de gracia? Cristo es Sabiduría y Él es Vida para todos los creyentes; no podemos obtener el favor de Dios a menos que hallemos a Cristo y seamos hallados en Él. Se engañan los que ofenden a Cristo; el pecado es malo para el alma. Los pecadores mueren porque quieren morir, lo que justifica a Dios cuando Él juzga.

»Querido jovencito, ¡escúchame bien! Dios te bendecirá si sigues mis consejos. Acepta mis enseñanzas; no las rechaces. ¡Piensa con la cabeza! Si todos los días vienes a mi casa y escuchas mis enseñanzas, Dios te bendecirá. Los que me encuentran, encuentran también la vida y reciben bendiciones de Dios; pero los que me ofenden ponen su vida en peligro; odiarme es amar la muerte».

Proverbios 8:32-36

Exelencia En Su Bendición