jueves, 8 de diciembre de 2022

La ProFecía En Marcha

 El propósito supremo de la revelación: la Palabra se hace carne

Y si alguno prevaleciere contra uno, dos le resistirán; y cordón de tres dobleces no se rompe pronto.

Eclesiastés 4:12

En última instancia, la revelación de El en su Palabra trata sobre la encarnación de su propia vida. No se trata solo de la encarnación histórica de Dios el Hijo como un hombre judío llamado Jesús hace más de dos mil años, sino también de la encarnación de Jesús en cada uno de Sus seguidores y de sus hijos que herredan su bendición, en usted y en mí vive su gracia en plenitud y fruto de su espíritu. Cada uno de nosotros ha sido llamado a encarnar su palabra en nuestro interior El es vida en cada uno de nosotros por su bendición y promesas de vida plena. Ninguna persona puede encarnar al Señor Jesucristo en todos los aspectos, por supuesto. Pero colectivamente, podemos encarnarlo desde adentor o desde afuera su revelación hace enfasis desde adentro en el interior de su espíritu se cumple sus promesas en sus hijos hombres y mujeres de bendición.

 ¡alcancemos el tercer cielo! Tomemos una decisión vinculante de nunca, nunca renunciar a caminar juntos, con el Señor Jesucristo y entre nosotros. Seamos parte de su bendición obteniendo una experiencia personal y colectiva que esperan el regreso de Jesús y que se preparan sabiamente para ello, apoyándose el uno en el otro y ayudándose mutuamente a mantenerse fuertes en los valores fundamentales del reino de Dios. Construyamos una cultura de sabiduría y fe, floreciendo justo donde Él nos ha plantado a cada uno de nosotros para bendición de nuestras Familia y nuestro Pueblo.

“Padre misericordioso, elijo no abandonar la congregación de creyentes en el estudi de tu palabra. Proclamamos que estamos mejor juntos. Juntos, tenemos más fe, más poder y más autoridad. Elijo seguir el camino del amor que crea lugares seguros. Proclamo que tengamos más fe en Tu capacidad de retener tu verdad que miedo a la capacidad del enemigo de engañarme. En medio de una cultura de fe, renuncio al espíritu de miedo y a cualquier idea o asociación pasada en mi vida que pueda haber promovido una cultura de miedo paralizante. Me regocijo en el poder limpiador de la sangre de Jesús, y quiero extender a otros las buenas nuevas de salvación. Padre, gracias más allá de las palabras por llamarnos a ser parte de Tu familia de la fe. Gracias más allá de las palabras por llamarme para ser residente de Tu casa segura. Gracias más allá de las palabras por llamarnos a hacer parte de la bendición en el espíritu de tu hijo amado el Señor Jesucristo. En el precioso nombre de Jesús, declaramos la verdad de tu palabra amén.”

1 Juan 5:8:Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan.