viernes, 15 de abril de 2022

La crucifixión de Jesús

Lucas 23:33

Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.


Aun en medio de tanto dolor, horror y humillación Jesús escogió perdonar a los que le crucificaron. Jesús mostró su amor y compasión hasta el último momento de su vida terrenal. Él podía haber pedido a Dios que enviara fuego o venganza sobre sus verdugos, pero no lo hizo. ¡Escogió perdonar!

Y es que la cruz se trata precisamente de eso: del perdón de Dios para la humanidad. Gracias a la muerte en la cruz de Jesús, el Cordero perfecto,

Juan 1:29:El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.

ya no tenemos que pagar o morir eternamente por nuestros propios pecados. Basta con creer que el sacrificio de Jesús es válido para nosotros, aceptarle en nuestros corazones como Señor y Salvador, y vivir para él. ¡Somos perdonados y reconciliados con Dios a través de Jesús! ¡Cuánta gracia y cuánto Amor en su perdón!

Juan 3:16:Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.

La Espada del Espíritu - Integridad de Vida.

Integridad En Cristo

Lo que conocemos de la palabra en el plan y programa del autor de la vida.

Hebreos 1:2

en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo;

Nuestro Señor Jesucristo es el más grande ejemplo de una vida de entrega incondicional en su integridad. Estando aun en los cielos no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que vino en forma de hombre para entregarse por nosotros en la cruz. Al caminar por los polvorientos caminos de la antigua Palestina, aprovechó su tiempo para entregar su vida en servicio amoroso y desinteresado a todos a su alrededor. Encontrándose en el huerto de Getsemaní, oró diciendo: “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú”.

Lucas 22:44: Y estando en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.

 Estando en la cruz demostró su entrega total, exclamando: “Consumado es”. Indudablemente, debemos imitar la entrega incondicional de Cristo en pro de edificar una vida cristiana sólida. Ahora bien, ¿Cómo podemos imitar la entrega de Cristo? En tres frases Jesús nos enseñó cómo debe ser nuestra entrega a Él: Nuestra entrega a Cristo en la frase: “Niéguese a sí mismo” “Negarse a sí mismo” está relacionado con dejar a un lado, o renunciar, a seguir siendo los dueños o directores de nuestros caminos, para dar paso al reinado de Jesucristo en nuestra vida. En el propio pasaje de Lucas 9 Jesús aclaró el significado de “negarse a sí mismo”, 

Lucas 9:23: Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.
Lucas 9:24: Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará.

El apóstol Pablo lo expresó de manera magistral al escribir:

Gálatas 2:20: Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

 La realidad es que existe la tendencia humana a tener planes, proyectos, sueños, anhelos, intenciones y esfuerzos personales por obtener logros en la vida. Estas cosas no son pecados en sí mismo, pero hay que ser cuidadosos de no gastar nuestras vidas en asuntos que sean totalmente ajenos, y en ocasiones contrarios, a la voluntad de Dios para nosotros. “Negarse a sí mismo” también implica renunciar a prácticas pecaminosas, para comenzar a agradar a Dios con una vida de integridad. La entrega por medio de la negación de nosotros mismos, es darle a Cristo el primer lugar en todo. También “negarse a sí mismo”, como la ofrenda del holocausto en la antigüedad, significa entregar todas las áreas de nuestras vidas en un sacrificio vivo sobre el altar, para que Dios nos integre a el fuego de su Espíritu y nos use para su servicio. Nuestra entrega a Cristo en la frase: “Tome su cruz cada día”. La cruz como instrumento de tortura y muerte de aquella época, llegó a ser un símbolo del más profundo sufrimiento humano. Por tal razón, cuando Cristo nos invita a tomar la cruz cada día, nos está advirtiendo que su camino será difícil en medio de este mundo perdido. “Tomar la cruz cada día”, significa estar dispuestos a sufrir por la causa de Cristo, de la misma manera que él estuvo dispuesto a sufrir hasta lo sumo en la cruz por nosotros. Para los cristianos del primer siglo no fue difícil entender esta verdad, pues muy temprano en la historia se desató una feroz persecución contra el cristianismo. La historia de aquellos primeros tiempos fue regada con la sangre de los mártires de la fe, arrastrados por los caminos, cerrados, quemados como antorchas vivientes, echados a los leones en medio del circo romano, entre muchas otras vejaciones. De tal manera impactó esta realidad a los cristianos del primer siglo, que el apóstol Pablo vio los sufrimientos como una oportunidad que Dios les concedió por su causa.

Filipenses 1:29: Porque a vosotros os es concedido a causa de Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que padezcáis por él,

 También Pedro abordó el tema para aclarar y consolar a sus lectores (1P.2:19-25; 5:8-11). “Tomar la cruz cada día” tiene otras implicaciones como las siguientes: Estar dispuestos a confesar delante de los hombres en todo momento y lugar, aunque esto nos cueste sufrir (Lc.9:23-26; 12:8-9). Estar dispuestos a serle fiel y servirle aunque esto nos cueste perder cosas buenas en esta vida En el pasaje de Hebreos 11:32-40 podemos leer una hermosa lista de grandes hombres y mujeres de los tiempos bíblicos que “tomaron su cruz cada día”. La historia del cristianismo también está llena de ejemplos de una entrega incondicional a Cristo. Entre estos figuran  Billy Graham y Yiye Avila miles de nombres más dispuestos a darlo todo hasta el final. Todos ellos estuvieron dispuestos a tomar su cruz y seguir al Maestro de los maestros cada día. Nuestra entrega a Cristo en la frase: “Síganme” Es impresionante como Jesús con sólo la palabra “sígueme”, llamaba a los hombres a un compromiso profundo con él y a un cambio radical de sus vidas (Mt.9:9-10; Lc.18:18-23;. Seguir a Jesús implica un acto de fe y una obediencia incondicional a él. Es adoptar la actitud de Abraham cuando fue llamado por Dios, a salir de su tierra y parentela a una tierra muy hermosa pero que jamás había visto. Seguirle involucra igualmente un cambio de dirección en la vida. Es un giro 180 grados en nuestro camino. Varios discípulos pasaron de ser pescadores de peces en el Mar de Galilea a ser pescadores de hombres por todo el mundo, Mateo de ser un cobrador de impuestos a un dador de amor y del mensaje del evangelio, Saulo de tarso de ser un perseguidor y enemigo del evangelio a ser Pablo el apóstol que llevó el evangelio a los gentiles y que padeció muchísimo por Su causa. También seguir a Cristo es continuar haciendo la obra que él comenzó. Como “Cuerpo de Cristo” somos sus manos y sus pies para continuar llevando la luz del evangelio y demostrando su amor a la humanidad. En resumen, debemos imitar la entrega incondicional de Cristo, negándonos a nosotros mismos, tomando nuestra cruz cada día y siguiendo a Cristo para edificar una vida integrada a su palabra sólida.No dejemos de seguir conociendo al autor de la vida misma que continua su llamandote y hoy te dice....por sus hechos.


Hechos 12:8:Le dijo el ángel: Cíñete, y átate las sandalias. Y lo hizo así. Y le dijo: Envuélvete en tu manto, y sígueme.

Conocé El Árbol de Vida - Integridad de Vida.