Lo que conocemos de la palabra en el plan y programa del autor de la vida.
en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo;
Nuestro Señor Jesucristo es el más grande ejemplo de una vida de entrega
incondicional en su integridad. Estando aun en los cielos no estimó el ser igual a Dios
como cosa a que aferrarse, sino que vino en forma de hombre para entregarse por
nosotros en la cruz. Al caminar por los polvorientos caminos de la antigua
Palestina, aprovechó su tiempo para entregar su vida en servicio amoroso y
desinteresado a todos a su alrededor. Encontrándose en el huerto de Getsemaní,
oró diciendo: “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como
yo quiero, sino como tú”.
Lucas 22:44: |
Y estando en agonía, oraba
más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre
que caían hasta la tierra. |
Estando en la cruz demostró su entrega total, exclamando: “Consumado
es”. Indudablemente, debemos imitar la entrega incondicional de Cristo en pro de
edificar una vida cristiana sólida. Ahora bien, ¿Cómo podemos imitar la entrega
de Cristo? En tres frases Jesús nos enseñó cómo debe ser nuestra entrega a Él:
Nuestra entrega a Cristo en la frase: “Niéguese a sí mismo” “Negarse a sí mismo”
está relacionado con dejar a un lado, o renunciar, a seguir siendo los dueños o
directores de nuestros caminos, para dar paso al reinado de Jesucristo en
nuestra vida. En el propio pasaje de Lucas 9 Jesús aclaró el significado de
“negarse a sí mismo”,
Lucas 9:23: |
Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí
mismo, tome
su cruz cada día, y sígame. |
Lucas 9:24: |
Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que
pierda su vida por
causa de mí, éste la salvará. |
El apóstol Pablo lo expresó de manera magistral al escribir:
Gálatas 2:20: |
Con Cristo estoy juntamente crucificado, y
ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en
la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se
entregó a sí mismo por mí. |
La realidad es que existe la tendencia humana a tener planes,
proyectos, sueños, anhelos, intenciones y esfuerzos personales por obtener
logros en la vida. Estas cosas no son pecados en sí mismo, pero hay que ser
cuidadosos de no gastar nuestras vidas en asuntos que sean totalmente ajenos, y
en ocasiones contrarios, a la voluntad de Dios para nosotros. “Negarse a sí
mismo” también implica renunciar a prácticas pecaminosas, para comenzar a
agradar a Dios con una vida de integridad. La entrega por medio de la negación
de nosotros mismos, es darle a Cristo el primer lugar en todo. También “negarse
a sí mismo”, como la ofrenda del holocausto en la antigüedad, significa entregar
todas las áreas de nuestras vidas en un sacrificio vivo sobre el altar, para que
Dios nos integre a el fuego de su Espíritu y nos use para su servicio. Nuestra
entrega a Cristo en la frase: “Tome su cruz cada día”. La cruz como instrumento
de tortura y muerte de aquella época, llegó a ser un símbolo del más profundo
sufrimiento humano. Por tal razón, cuando Cristo nos invita a tomar la cruz cada
día, nos está advirtiendo que su camino será difícil en medio de este mundo
perdido. “Tomar la cruz cada día”, significa estar dispuestos a sufrir por la
causa de Cristo, de la misma manera que él estuvo dispuesto a sufrir hasta lo
sumo en la cruz por nosotros. Para los cristianos del primer siglo no fue
difícil entender esta verdad, pues muy temprano en la historia se desató una
feroz persecución contra el cristianismo. La historia de aquellos primeros
tiempos fue regada con la sangre de los mártires de la fe, arrastrados por los
caminos, cerrados, quemados como antorchas vivientes, echados a los leones en
medio del circo romano, entre muchas otras vejaciones. De tal manera impactó
esta realidad a los cristianos del primer siglo, que el apóstol Pablo vio los
sufrimientos como una oportunidad que Dios les concedió por su causa.
Filipenses 1:29: |
Porque a vosotros os es concedido a
causa de Cristo, no sólo que creáis en él, sino también que
padezcáis por él, |
También Pedro abordó el tema para aclarar y consolar a sus lectores
(1P.2:19-25; 5:8-11). “Tomar la cruz cada día” tiene otras implicaciones como
las siguientes: Estar dispuestos a confesar delante de los hombres en todo
momento y lugar, aunque esto nos cueste sufrir (Lc.9:23-26; 12:8-9). Estar
dispuestos a serle fiel y servirle aunque esto nos cueste perder cosas buenas en
esta vida En el pasaje de Hebreos 11:32-40 podemos leer una hermosa lista de
grandes hombres y mujeres de los tiempos bíblicos que “tomaron su cruz cada
día”. La historia del cristianismo también está llena de ejemplos de una entrega
incondicional a Cristo. Entre estos figuran Billy Graham y Yiye Avila
miles de nombres más dispuestos a darlo todo hasta el final. Todos ellos
estuvieron dispuestos a tomar su cruz y seguir al Maestro de los maestros cada
día. Nuestra entrega a Cristo en la frase: “Síganme” Es impresionante como Jesús
con sólo la palabra “sígueme”, llamaba a los hombres a un compromiso profundo
con él y a un cambio radical de sus vidas (Mt.9:9-10; Lc.18:18-23;. Seguir a
Jesús implica un acto de fe y una obediencia incondicional a él. Es adoptar la
actitud de Abraham cuando fue llamado por Dios, a salir de su tierra y parentela
a una tierra muy hermosa pero que jamás había visto. Seguirle involucra
igualmente un cambio de dirección en la vida. Es un giro 180 grados en nuestro
camino. Varios discípulos pasaron de ser pescadores de peces en el Mar de
Galilea a ser pescadores de hombres por todo el mundo, Mateo de ser un cobrador
de impuestos a un dador de amor y del mensaje del evangelio, Saulo de tarso de
ser un perseguidor y enemigo del evangelio a ser Pablo el apóstol que llevó el
evangelio a los gentiles y que padeció muchísimo por Su causa. También seguir a
Cristo es continuar haciendo la obra que él comenzó. Como “Cuerpo de Cristo”
somos sus manos y sus pies para continuar llevando la luz del evangelio y
demostrando su amor a la humanidad. En resumen, debemos imitar la entrega
incondicional de Cristo, negándonos a nosotros mismos, tomando nuestra cruz cada
día y siguiendo a Cristo para edificar una vida integrada a su palabra sólida.No
dejemos de seguir conociendo al autor de la vida misma que continua su
llamandote y hoy te dice....por sus hechos.
Hechos 12:8: | Le dijo el ángel: Cíñete, y átate las sandalias. Y lo hizo así. Y le dijo: Envuélvete en tu manto, y sígueme. |
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