Juan 1:1
En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
El Cielo......es conciencia,integridad,espíritu,libertad y obediencia al cumplimiento de su palabra más allá de una vida práctica vivir su aprendizaje. Experiencia de vida en el desarrollo del crecimiento y madurez de la personalidad. Ser padre es una escuela constante en la cual aprendemos tolerancia, paciencia y sobre todo aprendemos que el amor siempre esta en expansión lo que realmante le podemos dejar a nuestros hij@s el legado de Dios dentro de la voluntad y obediencia de su palabra.
En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.
Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.
Acercarse al portal de Belén es acercarse al misterio de Dios hecho hombre. Ya no es un Dios que nos mira desde arriba. Ahora es un Dios que comparte con nosotros alegrías y sufrimientos, igual a nosotros en todo menos en el pecado.
En Belén se hizo la luz. Tal como anunciaba el profeta Isaías,
El pueblo que andaba en tinieblas vio gran luz; los que moraban en tierra de sombra de muerte, luz resplandeció sobre ellos.
Y tal como dijo el propio Cristo,
Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
Ahora tenemos un Dios cercano que camina junto a nosotros y nos marca el camino porque tal como versaba Machado "Caminante no hay camino se hace camino al andar"; un camino de libertad, de amor, de paz, de misericordia. Se trata pues de no estar ciegos a esa luz.
En el relato bíblico, vemos que la luz emana del niño de Belén. Él es quien alumbra, Él es el centro de la Nochebuena.
Y con esta semblanza deseamos a todos una feliz Nochebuena y día de Navidad.
Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años,
Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no haya vacas en los corrales;
Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación.
En medio de la calle de la ciudad, y a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones.
El sol se convertirá en tinieblas, Y la luna en sangre, Antes que venga el día del Señor, Grande y manifiesto;