domingo, 19 de junio de 2022

Pacto del Padre

Una Relación 
Entre Padre a Hij@s
En Lo Mas Intimo de Su Amor

La paternidad puede ser una difícil y exigente experiencia, pero una de las cosas más plenas y compensadoras que podamos llegar a hacer. Dios tiene mucho que decir acerca de la manera en que podemos criar exitosamente a nuestros hijos para que sean hombres y mujeres de bien común en nuestra sociedad. Lo primero que debemos enseñarles es la verdad de la Palabra de Dios.

Junto con el amor a Dios y el ser un buen ejemplo al comprometernos con Sus mandamientos, necesitamos “Repetirlos una y otra vez a nuestros hijos”. “Hablar de ellos cuando estés en casa y cuando vayas de camino, cuando descanses y cuando te levantes de nuevo. Atarlos a tus manos como un recordatorio y ponerlos en tu frente. Escribirlos en los postes de tu casa y en tus puertas” (Deuteronomio 6:7-9). Este pasaje enfatiza la naturaleza continua de tal instrucción. Debe hacerse en todo momento siempre recuerdo como aprovechar esta oportunidad: en casa, en el camino, por la noche y por la mañana. La verdad bíblica debe ser el fundamento de nuestros hogares es conocer como se despierta esta pasión. Al seguir los principios de estos mandamientos, enseñamos a nuestros hijos que la adoración y el reino de Dios debe ser constante, no reservada para un solo día por la mañana o las oraciones nocturnas sino en todo tiempo.

Aunque nuestros hijos aprendan mucho a través de la enseñanza directa, ellos aprenden mucho más observándonos. Esto significa que debemos ser muy cuidadosos en todo lo que hacemos. Debemos primeramente conocer el papel que Dios nos dio como Padres. Los esposos y las esposas deben ser mutuamente respetuosos y sujetarse el uno al otro (Efesios 5:20-21). Al mismo tiempo, Dios ha establecido una línea de autoridad para guardar un orden. 1 Corintios 11:10-13 dice, “Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo”. Sabemos que Cristo no es inferior a Dios, al igual que una mujer no es inferior a su esposo. Sin embargo, Dios reconoce que, sin una sujeción a la autoridad, no hay orden. La responsabilidad del esposo como cabeza del hogar es amar a su esposa como ama su propio cuerpo, en la misma manera dentro del sacrificio  Cristo amó a la iglesia (Efesios 5:25-29).

En respuesta a este amoroso liderazgo, no es difícil para la esposa sujetarse a la autoridad de su esposo (Efesios 5:24, Colosenses 3:18-21). Su responsabilidad primaria es amar a su esposo, vivir pura y sabiamente, y cuidar de su hogar (Tito 2:4-5). Las mujeres son por naturaleza más protectoras que los hombres, porque ellas fueron diseñadas para ser las cuidadoras primarias de sus hijos.

La disciplina y la instrucción son parte integral de la paternidad. Proverbios 13:24 dice, “El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama, desde temprano lo corrige”. Los niños que crecen en hogares indisciplinados se sienten rechazados y sin valor. Les falta dirección y auto-control, y mientras crecen, se rebelan y tienen poco o ningún respeto por cualquier clase de autoridad, incluyendo la de Dios. “Castiga a tu hijo en tanto que hay esperanza; mas no se apresure tu alma para destruirlo” (Proverbios 19:18). Al mismo tiempo, la disciplina debe estar balanceada con el amor, o los hijos pueden crecer resentidos, desanimados y rebeldes (Colosenses 3:20). Dios reconoce que la disciplina es dolorosa cuando se ejecuta (Hebreos 12:11), pero si es seguida por una instrucción amorosa, es en gran manera benéfica para nuestros hij@s. “Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor” (Efesios 6:1-4).

Es importante involucrar a los hijos cuando son jóvene en una vida de compromiso y respeto instruyendolos en el amor de la palabra de Dios y sus mandamientos por que ellos nos ilustran sus leyes espirituales que debemos seguir en relación a nuestras vidas, permitirles ver y estudiar la Palabra, así como estudiarla con ellos. Platicar con ellos sobre el mundo a su alrededor cómo ellos lo ven, y enseñarles acerca de la luz de Dios a través de la vida diaria. “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”. Ser un buen padre tiene que ver con criar hijos que seguirán su ejemplo al obedecer y y reconocer la autoridad el respeto y el amor al Señor en sus enseñanzas.



Parábola del hijo pródigo - Integridad de Vida.