domingo, 18 de septiembre de 2022

Jesús y los Tiempos

Mateo 8:27:Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen?

 En Cristo Listos y Preparados

 Vigilante En Guardia

Enfrentando El Tiempo

Mateo 24:3

Más tarde, Jesús se sentó en el monte de los Olivos. Sus discípulos se le acercaron en privado y le dijeron: Dinos, ¿cuándo sucederá todo eso? ¿Qué señal marcará tu regreso y el fin del mundo?

 

Jesús entregó su mensaje profético en el monte de los Olivos para responder una pregunta de sus discípulos: “Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?. Jesús comenzó con una lista resumida de problemas crecientes: engaños por parte de falsos profetas, guerras y rumores de guerras, hambre y epidemias de enfermedades junto a devastadores desastres naturales. A continuación habló de sucesos específicos del tiempo del fin.

Citó la profecía de Daniel sobre la abominación desoladora, una antigua profanación del culto en el templo judío que aún debía repetirse de alguna forma, y luego habló del tiempo de la gran tribulación ya mencionado.

Los tres relatos de la profecía de Jesús tienen algo en común: sus declaraciones advirtiendo seriamente a sus discípulos para que vigilaran, oraran y no se dejaran sorprender por los acontecimientos futuros y fueran capaces de afrontarlos con valor y determinación. Analicemos detenidamente lo que significa vigilar ante los tiempos de vientos atormentados y comprender para no ser sorprendidos. Esta es quizá la lección más importante que debemos extraer de la enseñanza de Cristo.

El relato de Marcos 13 nos ofrece una narrativa completa de la advertencia de Cristo a sus discípulos. Entender lo que significa su advertencia para nosotros en estos tiempos puede proporcionarnos el consuelo y la confianza que necesitamos para afrontar estos tiempos.

Después de repasar varias señales que muestran la proximidad de su regreso al final de la era, Cristo afirma: “Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre.Mirad, velad y orad; porque no sabéis cuándo será el tiempo” (Marcos 13:32-33).

Y luego da un ejemplo para ilustrar su punto, comparándose a sí mismo con un hombre que deja instrucciones específicas a sus sirvientes antes de emprender un largo viaje: “Mirad, velad y orad; porque no sabéis cuándo será el tiempo. Es como el hombre que yéndose lejos, dejó su casa, y dio autoridad a sus siervos, y a cada uno su obra, y al portero mandó que velase.Velad, pues, porque no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa; si al anochecer, o a la medianoche, o al canto del gallo, o a la mañana;para que cuando venga de repente, no os halle durmiendo. Y lo que a vosotros digo, a todos lo digo: Velad” (Marcos 13:32-37, énfasis nuestro en todo este artículo).

Tres veces dice Jesús a sus seguidores que velen. ¿Qué quiere decir con esto? La palabra griega gregoriana, traducida como “velar”, significa además estar alerta, mantenerse despierto, prestar atención y ser cauteloso. Él conoce bien nuestras tendencias humanas: que por negligencia o pereza podemos desfallecer y ser vencidos por el pecado, o que una calamidad repentina puede abrumarnos espiritualmente.

El Vigilante del Tiempo - Integridad de Vida.