Creador del Universo
Dios Encarnado en el Verbo
En el prólogo del Evangelio de Juan se prepara el terreno para explicar quién fue Jesús.
Juan 1:14 nos dice: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad”.
Note cómo es caracterizado Jesucristo aquí — como “lleno de gracia y de verdad”. Muchos han reconocido que aquí “gracia y verdad” es una referencia a una frase utilizada reiteradamente en el Antiguo Testamento para describir el carácter de Dios, y que a menudo se expresa como “misericordia y verdad”. Sin embargo, la palabra hebrea para “misericordia” en esta frase tiene un significado más amplio. Se trata del vocablo jesed, que se mencionó anteriormente con relación a la gracia. Tiene el sentido de amor y bondad, amor inquebrantable, un pacto de fidelidad y devoción.
Sorprendentemente, el Dios descrito de esta manera en el Antiguo Testamento no se refiere únicamente al Padre, sino también a Aquel que como Dios interactuó con la humanidad: el Verbo que se convirtió en Jesucristo.
El Verbo, por medio del cual Dios creó todas las cosas (Juan 1:1-3,; Colosenses 1:16; Hebreos 1:2), se convirtió en ser humano. Vemos aquí que la gracia y verdad que caracterizan a Dios vino a nosotros en la forma de un hombre de carne y hueso que vivió entre los seres humanos.
El apóstol Juan nos entrega la siguiente explicación en cuanto a Jesucristo:
Juan nos dice que él y los otros discípulos observaron personalmente al Verbo de vida: “Lo vimos con nuestros propios ojos y lo tocamos con nuestras propias manos”. Lo abrazaron, compartieron comida con él; vivieron con él y fueron parte de su vida. Lo vieron todo, y el hecho de estar ahí con él constantemente durante aquel tiempo fue para ellos una experiencia muy profunda.