Es Crecer En El Espíritu de Dios
Que es la Palabra de Dios
La Biblia nos enseña que el Espíritu Santo es el poder de Dios por medio del cual nuestra vida puede ser transformada. Una vez que comprendemos correctamente este principio, podemos entender mejor el propósito que el Creador del universo tiene para nosotros y cuál es su voluntad.
El apóstol Pablo nos exhorta a que “siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo” (Efesios 4:15). En 1 Corintios 14:20 nos dice: “Hermanos, no seáis niños en el modo de pensar, sino sed niños en la malicia, pero maduros en el modo de pensar”.
Este proceso de crecimiento tiene que ver con nuestro dominio de los apetitos de la carne, reemplazándolos con la actitud de Cristo. Pero ¿cómo empezar?
Al respecto, otro de los apóstoles nos dice: “Ninguno que sea hijo de Dios practica el pecado, porque tiene la vida que Dios le ha dado; y no puede pecar porque es hijo de Dios”
Aquí no se está afirmando que como cristianos nunca volveremos a cometer un pecado, pues continuamos siendo falibles y aún estamos expuestos a la influencia de nuestra naturaleza y del depravado mundo en que vivimos.
Si decimos que no tenemos pecado, estamos engañándonos a nosotros mismos y no tenemos la verdad.
Lo que quiere decir es que un seguidor de Cristo no acostumbra pecar como parte de su modo normal de vivir. Antes bien, luchará con todas sus fuerzas para evitar el pecado, al grado de huir de las circunstancias que pudieran hacerle caer en la tentación.
En Efesios 4 el apóstol Pablo nos enseña una fórmula práctica para vencer el pecado. Al leer detenidamente estos versículos notaremos tres pasos que necesitamos dar para cambiar nuestra vida pecaminosa por una que muestre apropiadamente que Dios está obrando en nosotros. En los versículos 22 al 24 podemos ver tal fórmula: “En cuanto a la pasada manera de vivir, [1] despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y [2] renovaos en el espíritu de vuestra mente, y [3] vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad”.