Juan 8:34
Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado.
Cuando tenemos una experiencia genuina con Jesús surge en nosotros un gran anhelo de obedecerle y de ser fiel a él. ¡El toque salvador de Jesús no nos deja igual! Nace en nosotros el deseo de sumergimos en su Palabra y de buscar su presencia en oración. Le permitimos hablar sobre su voluntad para nuestras vidas y mostrarnos lo que desea hacer en nosotros.
Juan 8:35: | Y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí queda para siempre. |
Es en medio de esa búsqueda que él revela más de su verdad a nuestros corazones. Nos muestra quiénes somos en él: sus hijos amados, redimidos para bendición. Dios revela su poder sobre el pecado. Nos da claridad en cuanto a la salvación y justicia que ya consiguió para nosotros a través de su muerte en la cruz y su resurrección, y nos muestra cómo debemos vivir ahora que somos sus hijos.
Juan 8:36: | Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. |
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