Filipenses 4:6
Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.
Hay muchas circunstancias de la vida que pueden causarnos ansiedad: una enfermedad, problemas familiares, situaciones financieras... Sin embargo, nuestra mirada no debe estar puesta en las circunstancias sino en Jesús y su poder para transformarlas. Podemos llevarle nuestras peticiones y agradecerle pues hasta aquí nos ha ayudado y sabemos que seguirá haciéndolo.
Agradecemos en confianza pues Dios tiene cuidado de nosotros.
1 Pedro 5:7: | echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros. |
Ese conocimiento llena nuestro corazón de paz y afirma nuestra fe. Nuestros pensamientos cambian cuando nos enfocamos en el poder de Dios y no en nuestros problemas y su paz fluye libremente ayudándonos a ver las cosas desde la perspectiva divina.
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