miércoles, 17 de mayo de 2023

José el soñador

 El interprete de sueños

Soñando Despierto

Reposamos Soñando

Israel amaba más a José que a sus otros hijos, porque José le había nacido en su vejez. Un día Jacob le regaló una túnica de mangas largas.

Génesis 37:3

José creció como el hijo predilecto de su padre Jacob. Era el primogénito de Raquel, la esposa que tanto amaba Jacob. Ella falleció tras dar a luz a su segundo hijo, Benjamín. En una extravagante demostración de amor, Jacob le obsequió una túnica de muchos colores. Sus hermanos resentían que fuese el hijo preferido y sintieron celos cuando José les contaba su sueño.

―Oigan, les voy a contar el sueño que tuve —les dijo—. Soñé que todos nosotros estábamos en el campo atando manojos de trigo. Mi manojo se mantuvo derecho, mientras que los de ustedes se reunieron alrededor del mío y le hicieron reverencias. ―¿Quiere decir que vas a ser nuestro rey? —se burlaron—, y lo odiaron aún más por el sueño y porque creían que él se jactaba de ser superior a ellos.

Génesis 37:6-8

Pero lo que más enojaba a sus hermanos eran sus sueños de grandeza. Una vez soñó que once manojos de trigo, cada uno representando a uno de sus hermanos, se inclinaban ante su manojo. En otro sueño les relató que el sol, la luna y once estrellas se inclinaban ante él.

Luego tuvo otro sueño, y también se lo contó a sus hermanos: ―Oigan mi segundo sueño —les dijo—. Soñé que el sol, la luna y once estrellas me hacían reverencias. Esta vez José le contó el sueño también a su padre, después de habérselo contado a sus hermanos. Su padre lo reprendió: ―¿Qué es esto que has soñado? ¿Acaso yo, tu madre y tus hermanos vamos a inclinarnos delante de ti? Los hermanos se sintieron molestos y se llenaron de envidia, pero Jacob se quedó pensando qué significaría todo aquello.

Génesis 37:9-11

Sus envidiosos hermanos lo querían matar. Su hermano Rubén intercedió y sugirió que lo arrojaran vivo a una cisterna; su plan era rescatarlo después. Finalmente, sus hermanos lo vendieron como esclavo a unos mercaderes que iban camino a Egipto.

―Sí —respondió el hombre—, ya no están aquí. Les oí decir que iban a Dotán. José entonces se fue hasta Dotán y allí encontró a sus hermanos. Pero cuando ellos lo vieron, lo reconocieron a la distancia y decidieron matarlo. ―¡Ahí viene el soñador! —exclamaron—. Vamos, matémoslo y echémoslo en una cisterna. Luego le diremos a nuestro padre que algún animal salvaje se lo comió. ¡Veremos en qué paran sus sueños! Cuando Rubén escuchó esto, intentó salvarle la vida a José. ―No lo matemos —dijo—; no debemos derramar sangre. Echémoslo vivo dentro de la cisterna. Así morirá sin que lo toquemos. El plan de Rubén era sacarlo más tarde y enviarlo a casa de su padre. Cuando José llegó donde ellos estaban, le quitaron su túnica de mangas largas, y lo arrojaron a una cisterna vacía. Luego se sentaron a comer. De repente vieron a la distancia una caravana de Ismaelitas que venían de Galaad. Sus camellos iban cargados de perfumes, especias y bálsamos que llevaban a vender a Egipto.

Génesis 37:17-25

Dios le concedió a José sabiduría y el don para interpretar sueños, lo cual impresionó al faraón, quien lo puso como segundo al mando de Egipto para supervisar el almacenamiento de granos y prepararse para la hambruna. A sus treinta años, había ascendido a la segunda posición más poderosa de la tierra en esa época tan solo por la interpretación de sueños.


Las sugerencias de José fueron bien recibidas por el faraón y sus ministros. Mientras discutían quién sería designado para la delicada tarea, el faraón dijo: ―¿Quién podría hacerlo mejor que José? Obviamente él es un hombre lleno del espíritu de Dios. Luego, volviéndose hacia José, el faraón le dijo: ―Puesto que Dios te ha revelado el significado del sueño, eres el hombre más sabio de Egipto. Por lo tanto, te nombro encargado de todo este proyecto. Lo que tú digas será ley en toda la tierra de Egipto. Solamente yo seré superior a ti, por cuanto soy el rey del país. Entonces el faraón colocó en el dedo de José el anillo con el sello real, como señal de su autoridad, lo vistió con ropas muy finas y le puso la cadena real de oro en el cuello, y proclamó: ―¡Mira que hoy te pongo a cargo de toda la tierra de Egipto!

Génesis 41:37-42

Mi consejo es que te esfuerces por encontrar tu vocación y el propósito de tu vida. Mira a lo alto, cierra los ojos y no te canses de soñar. Tu sueño más grande debe ser estar en el Reino de Dios cuando Jesucristo regrese a esta Tierra. Deja tus temores, confía en Dios, atrévete a soñar y él se encargará de hacerlos una realidad.

Mas allá de las apariencias.

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